Prepara la mochila. Triste, sabe que echará de menos los días sin obligaciones. Despertarse a las diez de la mañana sin ninguna preocupación. Quedar con los amigos todas las tardes… En fin. Lo malo de empezar otra vez el curso.
No está preocupado por las notas. Siempre las ha aprobado, excepto alguna que otra vez. Recuerda con nostalgia a sus compañeros. Ha quedado con ellos, sí, pero no con todos. Sabe que Laura y Roberto no estarán en el nuevo curso. Laura la que por mucho tiempo fue su mejor amiga. Sí, era pija y le sacaba de sus casillas. Siempre diciendo y haciendo tonterías, pero siempre estaba ahí para sacarle la mejor sonrisa. Muchos de clase creían que entre ellos había algo más de amistad, pero no sabían que mucho tiempo atrás habían prometido no enamorarse de ellos mismos. Decidió relajarse el año pasado y ha terminado pagándolo de esta manera.
Aún recuerda el mensaje privado que le envió a Tuenti las vacaciones, pasadas pero, al mismo tiempo, aún presentes:
Hola Iván:
Bueno, lo primero; quería darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. Me has ayudado, apoyado… en fin que has sido, mi mejor amigo.
Quiero que sepas que sí, eres muy listo y te habrás dado cuenta de que esta, es una carta de despedida.
Como ya te dije hace una semana, no voy a poder pasar de curso, porque la verdad, me he tocado mucho las narices. Y bueno, se ha juntado todo; mis padres se separan y yo repito… Así que a mi madre se le ha ocurrido la maravillosa idea de mudarnos. Jajá sí, nos vamos. Y bueno, me despido de esta manera porque, como ya sabes, soy muy llorona y no me gusta que se me corra el rímel en público, prefiero hacerlo aquí, sentada delante de mi ordenador, con unas fotos tuyas y mías entre mis manos, que hacerlo delante tuyo.
Se me va hacer muy difícil empezar una vida nueva lejos de ti, porque ¿sabes qué? Incumplí esa promesa que durante muchos años mantuvimos. Si, Iván, me enamore de ti, y lo siento… ¡Joder! Me convencí a mi misma de no hacerlo, pero como ya sabemos en las cosas del amor, solo manda el corazón y yo no pude hacer nada.
Ese fue uno de los motivos por los que convencí un poco a mi madre a irnos de la ciudad, porque no podía vivir con esto que siento guardado aquí dentro, en mi corazón.
Voy a intentar olvidarte, y el hecho de que me valla es para que tu también lo agás de mí, porque según tu, y espero que sea así, era tu mejor amiga.
Haz nuevos amigos, échate una novia y por favor, no me escribas, ni me llames y tampoco me busques, porque no se qué haría si te viera delante de mí. Un beso
Laura
Eso fue lo último que supo de ella. Cumplió lo único que le pedio. En todo el verano, ni la llamo, ni la escribió, ni tampoco la buscó, porque si, tenía razón seguía siendo su mejor amiga. Y aunque él no se lo confesó. El también sentía lo mismo, o más que su amiga por él. Iván también incumplió la promesa; se enamoró de ella.
CAPITULO 2
CAPITULO 3
Despierta. Hoy es su primer día. iente el aire cálido que entra por las ventanas en su habitación. Ha pensado en hoy muchas veces. Lo importante de todo esto es ser ella misma. Con sus virtudes y sus defectos. Y así encontrara a sus autenticas amistades.
Se viste. Pantalón largo, por si acaso le dicen algo por llevar corto. Camiseta… atrevida.
Sale de la habitación. En la mesa de la cocina ya está sentada Sandra.
-¡Vanessa!- grita la pequeña.
-Bueno días pequeña.
-¿Ya te vas al nuevo cole?
-Si… Bueno le dices a mamá que llegaré a las dos y media o más tarde, ¿vale?
-Bien.
Y tras un beso en la frente Vanessa sale de casa con el móvil la mano. La música es su pasión.
Sale por el camino de la entrada. Mira las últimas interacciones en Twitter. Y si tiene alguna notificación en Tuenti. Nada. Solo recomendaciones y eventos que seguidamente las rechaza. En ese mismo instante, oye su nombre a sus espaldas.
Es él. Alex. Guapísimo. Siente un ligero cosquilleo en la tripa. ¿Le gusta? No. Lo acaba de conocer. No habla con él desde que lo vio delante suyo, en la puerta de su casa.
Después de haberse presentado y haberle invitado a entrar a casa, hay un minuto de silencio incomodo, pero gracias a Dios, aparece Ana bajando por las escaleras con una caja enorme entre los brazos.
-Vanessa, ¿Quién era?- pregunta sin percibir al invitado. Pero en ese momento retira la caja y se da cuenta de que hay un extraño, realmente guapo, al lado de su hija.
-Mama… Este es Alex. Es un nuevo vecino que ha venido a presentarse.
El chico con una tímida sonrisa y un poco cabizbajo, adelanta unos pasos hasta donde está la madre de la chica.
-Hola, me llamo Alex. Y aparte de venir a presentarme, venía a invitarles a una fiesta que habrá este sábado, donde se celebrara el centenario del barrio. Se celebrará en mí casa. Será a las cuatro de la tarde, tenéis que venir con ropa de vestir y algo para picar.
Después de habernos dicho toda la información necesaria. Le acompañe a la salida. Y tras dos besos se fue a su casa.
-¿Al instituto?
-Sí, tú también ¿no?- asiente. Hablaron durante unos minutos. Ella le dijo que asistiría a la fiesta del sábado. Justo en ese momento tenía que girar, pero él no la hacía, así que decidió investigar.
-¿En qué instituto estudias?- antes de que contestara una parte de ella se moría porque dijese el mismo nombre en el que estaba pensando, pero no fue así. Dos besos. Ella se fue por su camino y él por el suyo. ¿Cuándo lo volverá a ver? Acaba de despedirse de él hace un par de segundos y ya está pensando en eso. ¿Le gusta? Otra vez esa pregunta. Pero ahora duda más en la respuesta. El chico es guapo, parece listo. Pero detrás de una cara bonita pueden haber miles de secretos. ¿Se arriesga y sale con él? ¿¡Pero que esta diciendo!? Ni siquiera sabe si a él le gusta ella y ya está pensando en eso. Lo mejor es ir conociéndolo. Pero es que cada vez que piensa en el, que su nombre aparece en su mente o que imagina su mirada, esas increíbles ojos verdes, le entra un cosquilleo que le invade de los pies a la cabeza. ¿Le gusta? Otra vez la pregunta. Duda la respuesta. Menos tiempo que antes. Sí. Pero no le gusta. Le encanta.