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Hoy es el día. Está harta de estas tonterías. ¿Cuántas veces se ha mudado ya en lo que lleva de año?
Otra vez tendrá que empezar de nuevo, con las amistades, en el nuevo instituto, nuevos profesores, nuevos enemigos… En fin. Y como cada vez que se mudan, su madre le suelta lo mismo:
-Te prometo que será la última vez…- le dice, mientras mete un par de cajas en la furgoneta- pero ahora, por favor ayúdame con esto.
Vanessa, con desgano ayuda a su madre. Menos mal que esta es la última, y ya por fin dormirán en su nueva casa por primera vez.
Llegan. Es la casa más grande de las 4 en las que ha vivido a sus 16 años.
-¡Vane! Sube que quiero que veas tu habitación.- Tiene ganas. Lo que más le gusta de mudarse es ver donde se refugiará de los gritos de su madre, las tonterías de su hermana y sobre todo, donde derramará miles de sentimientos, algunos alegres otros… no tanto.
Lo ve. Grande, enorme, gigante. Cree que este sí, que de aquí, aunque su madre le obligue, no se moverá.
-¡Ala, mamá yo también quiero una así de grande!- dice la pequeña de 9 años.
La madre le sonríe, le acaricia la barbilla y salen hacia la que será, la habitación de la pequeña.
-Venga, ponte ropa cómoda, y luego baja a cenar.
Abre la caja de la ropa de casa. En dos días empezará en el nuevo colegio. El verano sigue presente. Han tenido suerte. El curso comenzará de cero. ¿Nerviosa? No. Está acostumbrada a esto. No sabe exactamente lo que le espera, pero tiene un pequeño presentimiento. Su vida empezara de cero, y no volverá a cambiar a menos que ella quiera.
Baja. Pizza. Termina de cenar y se acuesta mañana le espera un largo día de abrir y tirar cajas.


-¡Arriba dormilona!- es su padre, tocando las narices a primera hora de la mañana.
-Papá… ¿Qué quieres?- le dice entre varios pestañeos.
-Venga baja a desayunar para que luego ayudes a tu madre a recoger un poco la casa que yo tengo que ir a trabajar. Y después de un beso en la frente Roberto sale de su habitación.


Se ha pasado toda la mañana abriendo y sacando cosas de las cajas. Está cansada. Se sienta en la tumbona que hay en el jardín. Nunca hubiera imaginado que tendrían una piscina en el ahí.
El timbre ¿Quién será?
-¡Vanessa, abre la puerta!
Va corriendo. La abre y….
-¡Hola! Me llamo Alex, y por lo visto... soy tu nuevo vecino.







 

 



RELATOS

    HISTORIA DE UN DESAMOR

                              CAPITULO 1

Mi nombre es Lucía, Lu para mis amigas, tengo quince años y jamás me he enamorado aparte de que no he encontrado a la persona adecuada porque creo que a los quince años hay cosas mucho mas importantes que enamorarse. Lo que yo no sabía era que mi opinión con respecto al amor iba a cambiar por completo. Voy a empezar a contaros mi historia por el principio.

Todo empezó una tarde de invierno, hacia frío y estaba anocheciendo. Hacia diez minutos que había salido de la academia de inglés. Decidí irme andando a casa. Mi casa esta cerca, a unos quince minutos. Pero ese día mi vida iba a cambiar. Aquella tarde cometí el mayor error de mi vida. Me enamoré.

Estaba cansada y tenía frío así que entré en mi bar favorito para tomarme un café calentito. Estaba sentada leyendo mi libro favorito ``Tres metros sobre el cielo´´, me lo habré leído unas tres veces pero cada vez que me lo leo descubro diferente.

Se me estaba terminando el café cuando de repente se acercó a mi el camarero un hombre mayor y educado y me dijo:

-Perdone señorita, aquí tiene su café.

Yo sorprendida dije: 

-Tiene que ser un error porque yo no he pedido nada.

-No usted no pero el caballero que está en aquella mesa me ha pedido que se lo trajese que el invitaba.

-Gracias.

Me giré y en la mesa que me dijo el camarero había un chico de unos diecisiete o dieciocho años, alto, moreno, ojos verdes. En fin un chico guapísimo.

Pensaba ir a su mesa para darle las gracias, pero el se me adelantó.

-Hola soy Ruben 

- Yo me llamo Lucía. Gracias por el café.

-De nada es que ha sido la primera escusa que se me ha ocurrido para venir a hablar contigo.

En ese momento pensé que me daba algo, un chico mayor que yo guapísimo ¡hablando conmigo!

-Bueno de todas formas gracias-Le contesté yo super cortada.

Seguimos hablando un montón de rato, nos intercambiamos los teléfonos y quedamos en llamarnos.

Aquella tarde llegué a casa muy pero que muy contenta. Lo que no sabía era que esa felicidad duraría poco tiempo.

            PASANDO PÁGINA

Si te soy sincera, aún te echo de menos, y no sé olvidar así, como tú, de un día para otro. Que confundida estaba. Al principio, quería tenerte, hacerte mío para siempre, y al final, nada. Pensaba que eras el cielo, la meta, que nunca podría alcanzar. Todos los días la misma rutina, callándome miles de ‘te quiero’s, perdiéndome en tu mirada sin decirte lo más mínimo. Resultaba un poco imposible, la verdad. Pero, joder, te quería. Convertí todos tus defectos en virtudes, que te hacían ser perfecto. Pasamos muchísimos momentos juntos, pero duele, me duele saber que ahora, sólo me sirven para llorar. Sabía que esto iba a llegar, pero no tan pronto. Lo malo es que yo… yo aún te quiero, y sé que no va a ser fácil mirarte a los ojos así, ni siquiera como antes. Ahora tengo ataques de querer estar contigo. Cada mañana me levanto con una sonrisa, aunque no tenga motivos, es más, sólo tengo motivos para llorar… pero quiero demostrar al mundo que valgo, aunque sea un poco. Que soy alguien. Me siento mal… Te necesito a mi lado, no sé si lo entiendes. Hoy es un día de esos que no estoy más que para que me des abrazos. De esos que tanto me gustaban. Pero todo ha cambiado. Nunca serás la persona que eras para mí, y eso me duele. SI tú quieres, venga, dímelo, dímelo de nuevo. Dime que ya no me quieres. Que no me querías. Ya todo me da igual. Total, ya no estás. No quiero volver a pensar qué pasaría si vuelves a aparecer en mi vida. Si yo no supiera la verdad, viviría en una mentira, tu mentira. Me haces llorar, pensar, que no puedo hacer nada sin ti. Aún sigues siendo tú, en el que pienso todas las noches. No me importaba si la vida nos separaba alguna vez o si el destino te alejaba de mi. Insisto, yo te quería. No quería que me faltases, y mira, te has ido. Qué difícil es enamorarse, y luego olvidar. ¿Sabes? Me hacías feliz. Ahora cada noche duele la distancia que hemos establecido entre nosotros. Sigo llorando, te echo de menos. Voy a tirar hacia adelante. A la marcha y con la calma, aunque a veces me derrumbe. Por llorar, lloran hasta las paredes… ha sido un golpe fuerte.Tengo que dormir los recuerdos, o no voy a poder. El olvido es ahora mi destino, y ya no te espero. Lo último que tendría que perder uno es la sonrisa, de verdad… Ya no sé qué más decirte. Simplemente que vuelvo a fallar en el amor… Y créeme, no me gusta ser así contigo. Con lo que odio yo las despedidas… pero tengo que aprender a ser sin ti.Bueno, por último, espero que todo te vaya bien y nada que… que te quiero.

CAPÍTULO 1

VIDA NUEVA

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